Buenas tardes. Vamos a dar comienzo a este acto. De homenaje en memoria de nuestro profesor Don Jesús Velasco Gómez. Estamos en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topografía, Geodesia y Cartografía de la Universidad Politécnica de Madrid. Para comenzar, habrá una interpretación musical a cargo del Cuarteto de cuerda de la Universidad Politécnica de Madrid que va a interpretar la pieza Lascia ch’io pianga De la Opera Rinaldo de Haendel, por favor. Muchas gracias al cuarteto de cuerda de la Universidad Politécnica de Madrid y a continuación tiene la palabra la secretaria académica de la Escuela, la profesora María Teresa Fernández Pareja. Por favor. Gracias, rector. A continuación interviene el profesor José Juan Arranz Bustelo, director de la Escuela. Estimados amigos que hoy nos acompañáis aquí en la distancia gracias a la emisión del acto por parte de la Universidad. Me gustaría comenzar este acto con unas breves palabras de descripción del evento, que afortunadamente este tipo de eventos son poco comunes y especialmente en esta escuela, que es la primera vez que se produce. Así que, como los que solemos ser habituales en subir a este estrado para dirigirnos a la audiencia, no tenemos ahora mismo un modelo predefinido a seguir ni un protocolo determinado, como ocurre otras veces. Así que sí, si me lo permitís, voy a decidir mi propia estructura de estas palabras y así honro también a lo mandado. Y lo digo porque a Jesús Velasco, nuestro querido Jesús, le gustaba improvisar. Bien lo sé. Se preparaba sus notas, pero luego decía lo que le parecía. Lo cual es genial que una persona sea fresca, que se comporte como realmente es. Y si además es divertido, pues para qué queremos más? El discurso se hace ameno, la atiendes, te ríes y te queda un buen recuerdo. No todos tenemos ese don. Yo al menos no lo tengo. No soy divertido, ni fresco, ni tengo la mente clara para improvisar en momentos como este que, queramos o no, siempre impone. Y como me veis, necesito de la seguridad de mis notas. El caso es que voy a empezar por el supuesto final de todos nuestros discursos, por los agradecimientos. Primero, agradezco a todas las personas que habéis estado involucradas en este acto y lo hago especialmente porque, como decía, no ha sido nada sencillo. Como os podréis imaginar, preparar un acto para una persona querida. Solo mes y medio después, después de su partida, es doloroso y más aún con el deseo, la necesidad, la necesidad y la obligación de que este acto tiene que ser muy especial. Y todas las personas que han estado involucradas, que han sido muchas, lo han hecho con ese sabor mal, mal sabor de boca que es hablar o pensar de un ser querido que ya no está. El objetivo es que no se nos olvide por lo entrañable del resultado, y no para nosotros, que también, sino para la familia, porque queremos que quede constancia y relevancia de lo que esta comunidad quería y apreciaba Jesús. Todavía no hemos hecho nada más que empezar y desde aquí digo un gracias de corazón, porque el resultado es y será magnífico. Segundo, doy gracias a los que habéis sacado un hueco en vuestras complicadas vidas y agendas para venir aquí a arroparnos, hacer piña en torno a la figura de Jesús y a todos aquellos que habéis dedicado unos minutos a mandar un mensaje de ánimo y de recuerdo. Dicen que lo importante no es que hablen bien de uno, sino que al menos hablen, pues de Jesús ha hablado mucha gente, pero bien. Por algo será y esta es la potencia de este acto. Vosotros, amigos todos de Jesús. Y continúo con los agradecimientos. Me gustaría mencionar a la universidad por la que tanto luchó Jesús. El equipo de comunicación y al Gate, a los compañeros directores con los que tantas horas compartió. Hablando de gobierno de nuestra comunidad y sobre todo a su equipo rectoral, al que pertenecía como delegado del rector. Y como no podía ser de otra forma, a su amigo el rector. Gracias Guillermo, por tu apoyo, por tu cariño, por tus ideas, por tu disposición. Y por último, me gustaría agradecer al círculo más cercano de Jesús, porque Jesús tenía muchos amigos, pero como todo en la vida, hay diferentes grados sin que tengamos que poner etiquetas a nadie. Gracias a todos los amigos que habéis contribuido con vuestros mensajes, fotos, ideas y presencia al acto. Pero sobre todo gracias a la familia, considero que vuestra presencia es un esfuerzo especial que hace estas sois desde el primer momento, sin oposición alguna. Espero que quedéis complacidos con el resultado. Comienzo el acto con mis palabras como director para anunciaros que hablaremos unos cuantos elegidos, compañeros, estudiantes y algún maestro que otro. Cada uno de ellos expresará sus pensamientos y recuerdos personales. Es posible que alguno de ellos nos entristezca, pero os pido un esfuerzo, por favor, que hoy no sea un día triste. Es duro enfrentarse al abandono de un ser querido de este mundo terrenal. Hacia donde? Sabe donde. Pero podría ser menos triste si nos quedamos con los muchísimos momentos felices que nos hizo pasar Jesús. Y de sobra sé que fueron muchos, que todos nosotros tenemos unos cuantos, porque Jesús era muy divertido y optimista en potencia a todos nos enseñó ver el lado positivo de la vida y de los problemas. De nuestros problemas, porque de sus problemas poco hablaba, no nos quería preocupar a ninguno. Y os pregunto a cuantos nos conocéis así? Ha sido un privilegio compartir momentos con una persona con la que siempre se conversaba con una sonrisa, aunque fueran momentos difíciles y aunque fuera con alguno de sus chistes malos. Pero Jesús, además de ser un excelente compañero, fue un gran profesor y director de escuela y más aún delegado del rector para el campus en el que nos encontramos. Como profesor nos dio clases a muchísimos de los egresados de esta escuela durante 37 años que estuvo entre nosotros, yo incluido. Pero son de relevancia sus nueve años de director en los que fue capaz de sacar a esta escuela de una difícil situación después de la crisis del 2008. Como director labró una gran amistad con algunos directores aquí presentes y con miembros del equipo rectoral. Ayudó al gobierno de esta universidad compleja en situaciones. Y qué decir del campus? Coincidirás conmigo, queridos vecinos, que la excelente relación que tenemos entre nosotros es gracias en parte a Jesús y desafortunadamente no pudo ver terminada la primera gran transformación que nuestro campus va a sufrir con la construcción de la residencia que por fin ha comenzado. Y como tengo el privilegio de ser uno de los elegidos para hablar hoy, pues vaya a mi granito de arena como aprendiz, como compañero y como amigo de Jesús. A este acto homenaje, muchos años han transcurrido desde que me importaría, desde que me impartir la clase de GDS y cartografía matemática en el 94 y os confirmo que los chistes malos ya los contaba entonces. Clases amenas y divertidas como pocas. Alguna pequeña anécdota tenía para revisarle las fórmulas que nos daba de cabeza en la pizarra, pero recuerdo con muchísimo cariño cómo me ayudó a tener una de mis primeras ofertas de empleo cuando yo todavía no había acabado la carrera. Pero, sobre todo, me unió a él. Los años que pasamos en la dirección. El roce hace el cariño, dicen. Pero ante todo, fueron aquellos nueve años de trabajo afrontando toda serie de situaciones, especialmente las malas, como la crisis o la gestión de la pandemia. Mucho, muchísimo. Aprendí de Jesús cómo afrontar los problemas, cómo dirigir a un grupo o cómo relacionarme con la universidad. Yo no estaría aquí si no fuera por Jesús y por ello le estoy muy agradecido. Ante mis inseguridades, el supo darme las claves para superarlas y afrontarlas. Pero no fueron sus últimas lecciones. Siguió ayudándome, siendo yo ya director. En este camino de continuo aprendizaje que todos tenemos. Hasta el último día, a finales de enero. Cuando vino a despedirse a mi despacho y donde pudimos hablar de todo. Desgraciadamente. Por última vez. Como todos sabéis. Hablando de una gran entereza de su enfermedad, como no he visto jamás a nadie, con gran profesionalidad y ética. Hablando de sus clases, esos estudiantes y picándome como pocos, como en el fútbol, con su Aleti y por supuesto, contándome chistes malísimos mientras yo intentaba a duras penas aguantar las lágrimas porque así era Jesús. Inteligencia, clarividencia, frescura. Una sonrisa. Una mano amiga para todos. Y muchos chistes. Como veis, formamos un selecto grupo de amigos con la trayectoria de una gran persona como fondo ingrediente de una inolvidable recuerdo. Espero que este acto sea de vuestro agrado. Te echamos de menos. Hasta siempre. Jesús. Tiene la palabra el profesor Alfredo Viña, que fue director de la escuela en el periodo comprendido entre marzo de 2004 y junio de 2008. Quiero saludar en primer lugar a las autoridades académicas, civiles y militares y a los compañeros y amigos de nuestra comunidad universitaria. Pero permítanme dirigirme de manera particular a Pilar, a Jesús, a Borja ausente, a Manolo, a la familia y allegados de Jesús Velasco, con los que nos reunimos en este acto de homenaje, cuya solemnidad quizá debamos vestir con algunos de los matices con que la jovialidad de Jesús tenía su modo de actuar. Hemos sentido recientemente la honda pérdida de un muy preciado acompañante en muchos proyectos comunes repletos de momentos de convivencia, cuyo rastro encontramos por los rincones del recuerdo desde los que se nos presenta con frecuencia en las charlas y comentarios entre los que lo hemos conocido. Rastros y huellas que parece que pueden abordarlos en cualquier momento, al modo de las apariciones de cualquier conde medieval en su castillo. Pero que, dado los aspectos festivos de su carácter, parece más probable su irrupción para sorprendernos con alguna de aquellas bromas suyas que nos servían para romper rutinas y provocar la sonrisa. Su biografía profesional ofrece una rica diversidad de temas tratados en profundidad que le permitieron enriquecer la formación de sus estudiantes y aportaban criterio a su gestión universitaria. Siguiendo nuestra natural tendencia de profesores muy dados al examen y a la calificación, podríamos observar esta notable trayectoria bajo la óptica de un concurso de méritos. Méritos que configuran rasgo a rasgo su perfil, la imagen de su actividad en el mundo tecnológico en el que estaba inmerso en labores de ingeniería y como educador y gestor. Pero a pesar del interés que pueda ofrecer esta imagen intelectual, no me refería a ella cuando pensaba en esa frecuencia de Jesús, en nuestros recuerdos personales y colectivos que en ellos, como en un mapa a una primera capa de rigor geométrico, llamemosle geodésica, se van superponiendo sucesivos niveles narrativos de datos, de fotogramas estadísticos o de teledetección que modelan las particularidades de cada lugar. Es el mismo proceso del pintor que sobre unos rasgos formales básicos, confía a los códigos de color el hacer transparentes ideas e imágenes mentales de su modelo para trasladarnos su fuerza expresiva. Y como en un mapa o en un cuadro, su imagen intelectual se ve complementada en su reverso con otras dimensiones, éstas de carácter afectivo, que eran las que salían a relucir en situaciones en las que intercalaba su discurso desenfadado y emotivo, desplegando un nutrido repertorio gestual. Era capaz de relajar momentos de cansancio, incluso de tensión, cuando juzgaba que una sonrisa era oportuna y que la elegancia despojaba muchas labores de su carácter arduo y tedioso. Y quizá sea en este reverso donde podemos ver reflejados más adecuadamente su significado e influencia en el entorno universitario y entre sus colegas, compañeros y amigos. La risa es la distancia más corta entre dos personas, nos dice Mariano Rojas Estapé. Pero sin querer abundar en consideraciones propias de la psiquiatría, el humor y la risa son emociones con capacidad de mejorar habilidades, conductas y facultades organizativas. Y claro que ese carácter suyo se desplegaba más allá del mundo laboral en ámbitos como la arquitectura, la pintura o la naturaleza. Y hemos tenido numerosas ocasiones de compartir con Pilar y con él las actividades lúdicas en el ámbito del patrimonio y de la obra plástica en relación con la sensibilidad artística que añadía a su personalidad técnica. Quería comentar cómo, retomando antiguas ideas del profesor Nicolás Serrano, que fue un notable impulsor de la consolidación de la escuela, dio forma a unos de sus proyectos la creación de una galería de retratos de directores de este centro, en la que a su propia imagen ha quedado registrada. Mi hijo Darío, recordando su afición a la música y la asistencia a sus recitales, nos ha enviado un fragmento de una grabación no profesional de un concierto en el que Jesús ya no nos pudo acompañar nada más que en el recuerdo, que es la que tenemos un poco de fondo. Ya ha llegado. Al final de esta intervención quiero agradecer la importancia y participación que ha tenido Sergio Cabanillas en las imágenes proyectadas y me gustaría sentir que los lazos del afecto no me han impedido ofrecer con cierto rigor alguno de los valores que Jesús Velasco nos aportó a esta Universidad y a muchos de sus miembros. Muchas gracias por su atención. Tiene la palabra la profesora Ana Domingo Preciado. Bien, buenas tardes a todos y muchas gracias por acompañarnos en este homenaje merecido. En primer lugar, os quiero pedir perdón a todos por esto. Una profesora veterana como yo es impropio, pero realmente no me fiaba de mi misma en un momento como hoy. Entonces me vais a perdonar que a lo mejor tenga que echar un vistazo yo a mis apuntes? Bien, cuando desde la dirección de la escuela se me propuso participar en este acto. Gracias. Por cierto, José Juan, equipo directivo. En principio sentí un poco de vértigo, tengo que confesarlo, porque realmente no sabía cuál era el enfoque más adecuado en este momento. Pero luego empecé a darme cuenta y pensé que en realidad lo que vamos a hacer todos aquí hoy va a ser aportar un puñadito de piezas de un gran puzzle, que eso va a ser la forma de homenajear a Jesús. Yo realmente lo que voy a hacer aquí es aportar una pequeña, un pequeño puñado para ese puzzle y tratar de dar una medianamente aproximación a lo que pudo ser la personalidad de Jesús. Creo que en realidad cada uno de vosotros aportaré mis y todos los que vamos a intervenir aquí un puñadito más para rellenar. Ese no se va a completar porque es inmenso. Pero trataremos que desde nuestra perspectiva y relación personal con él, se complete a medida y medio, a medida de lo posible. Bien, pues lo que voy a decir a continuación va a ser esa, ese pequeño puñadito de piezas para componer el puzzle que fue Jesús. Jesús fue un profesor, un gran profesor que rompió en mil pedazos la clase magistral en su y su docencia de materias tan complejas como la geodesia o la cartografía matemática. 4.º mate para los alumnos. Como muchos de sus alumnos dejaron escrito en el muro que publicamos en redes en su momento de su fallecimiento, algunos decían abro comillas. Su enseñanza era peculiar y directa. Cierro comillas. O como señalaba otro alumno que había conseguido entender. Abro comillas la cartografía matemática con chistes y chascarrillos. Pero esto lo añado yo, sin perder el rigor y la seriedad que le caracterizaban y sus explicaciones. También era. También era un profesor cuya voz. Bueno, diría yo, más bien más que voz vozarrón que se colaba por los pasillos y las escaleras sin necesidad de micro, claro. Y entonces pensábamos los que estábamos en nuestro despacho ya está Jesús dando clase en la 114, aunque estuviéramos en la 4.ª planta. Su voz llegaba a donde fuera necesario. Ese profesor que incluso un día, harto de aguantar a dos alumnos que en primera fila le daban la tabarra y no hacían más que hablar. Ni corto ni perezoso, sacó una cartera, su cartera sacó 2€ y le dejó un euro a cada alumno encima de la mesa. Y le dijo Venga, iros a tomar un café y dejarme acabar la clase en paz. Eso era Jesús. Ese era Jesús. Sí, es cierto. Bien, Jesús, que fue también aparte de un gran profesor, Jesús fue muy director, un gran director que supo en el momento más delicado que ha pasado nuestra escuela, dar una nueva visión a nuestras tribulaciones y conseguir superar ese bache y lograr un éxito de matrícula el curso próximo. Al curso siguiente. Un director que ante cualquier problema, él siempre iba varios pasos por delante de los demás, buscando la solución más imaginativa y original. Ese director que siempre triunfó en las reuniones con el Rectorado, con ese carácter afable pero a la vez con las ideas muy claras de qué era lo mejor para la escuela y para sus miembros. Siempre quedará. Siempre quedará esa frase mítica que decía a la vuelta de cualquier reunión en el Rectorado Qué tal Jesús? Qué tal ha ido hoy la reunión en el rectorado? Y Jesús decía Como siempre, en estas reuniones cada uno va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío. Cierto era su frase mítica, su frase mítica. Bien, qué más fue Jesús? Jesús fue un gran ingeniero y matemático. En realidad, cuando estaba escribiendo esto no sabía en qué orden ponerlo. Si matemático primero, ingeniero después, digamos que ingeniero y matemático. Los túneles de Guadarrama y Pajares no tenían secretos para él era esa mezcla perfecta entre conocimientos matemáticos y geodésicas. Dio lugar a uno de los equipos más brillantes que hemos tenido junto a Juan Prieto y nuestro también Machado, querido Valbuena. Madre mía, que equipo irrepetible. Este equipo. Jesús. También como veis, nos vamos acercando a la parte más personal. También fue un gran compañero que siempre tenía una frase, un chiste que te sacaba una sonrisa aún en un mal momento personal, como fue mi caso al fallecimiento de mi padre. Subir a la 4.ª planta te aseguraba un rato de Amena charla con él o una discusión interesante sobre las elipses de error. Ellas también se han quedado un poco huérfanos con su marcha. Todos tenemos, sin duda, motivos de agradecimiento a Jesús. Esos cafés en la terraza, cuando todavía no teníamos terraza, no la llegó a ver bien. Y por qué el Jesús que fue? Pues fue un amigo. Un gran amigo con el que compartimos el gusto por la montaña. Aún recordarás, Pilar, aquella bajada desde la nieve con tu bota rota. Ahí estamos. El amor por los animales. Los amigos perrunos son amigos especiales, también os lo digo. Y muchas más cosas que sería difícil hacer un recuerdo porque son muchísimas. Para terminar, simplemente querría invitaros a todos aquellos que habéis compartido algo con Jesús que seguro que sois casi todos. Que hagáis una pequeña reflexión y recopile, como he hecho yo, ese puñadito de piezas del puzle humano que estamos tratando de componer hoy. Muchas gracias. Tienen la palabra doña doña Begoña González Sacristán y doña Ana Delgado Martínez, en representación del personal técnico de Gestión y Administración y Servicios del Centro. Queridos compañeros, amigos y familiares de Jesús Velasco, hoy hablo en nombre de todos mis compañeros de administración y servicios que han querido aportar a este discurso su granito de arena, porque aquí se recopilan las vivencias de todos nosotros, que son diferentes en cada uno, pero iguales en un sentimiento. Recordar a alguien muy especial. Nos reunimos aquí no para llorar la pérdida de un compañero, sino para homenajear y recordar con alegría a un amigo que siempre formará parte del alma de esta escuela, que de hecho hoy no existiría como tal si no fuera por la labor y el tesón que puso Jesús para su supervivencia. Comenzó su andadura como director en un momento muy difícil de crisis, no solo en la universidad, y tuvo que trabajar duro para que la escuela permaneciera y para renovar la oferta de titulaciones adecuando a las nuevas tecnologías. Esto permitió un cambio de tendencia que afortunadamente llega hasta el momento actual en el que se sigue trabajando para mejorar. Pero ese momento no lo viví yo, porque es anterior a mi llegada a la Escuela de Topografía. Yo conocí a Jesús trabajando en rectorado cuando él era director de escuela y yo trabajaba allí en el servicio de personal. Jesús iba por allí muy a menudo. Le teníamos en rectorado prácticamente todas las semanas, siempre pidiendo cosas para su escuela. Y ya cuando enfilaba el pasillo de personal se le oía llegar. Se le reconocía por su característica. Y al pasar por mi despacho siempre se paraba a saludar y se quedaba con algún chascarrillo o algún comentario gracioso, con ese humor suyo tan peculiar que puede gustar o no, pero que no deja indiferente a nadie. Es de esas personas que dejan huella. Pasaron los años y cuando yo atravesaba un momento difícil, Jesús me prestó su ayuda de forma totalmente desinteresada, facilitándole la entrada en la escuela de topografía. Jesús siempre decía Lo posible se consigue y lo imposible se intenta. Por ello, y por muchas cosas, le recordaré siempre con inmenso cariño, porque para mí fue alguien muy importante en mi vida que se preocupó por mí siempre. Tratándose de Jesús, es inevitable contar alguna anécdota suya que algunos de nuestros compañeros han vivido en sus primeros años en la escuela. Me han contado que en un verano ya un poco lejano, dos niños que ahora ya son papás y que están aquí presentes entre nosotros, entraron correteando en la Secretaría de la Escuela y estuvieron haciendo trastadas ante la desesperación de la funcionaria que allí se encontraba, hasta que ésta consiguió al final sentarlos y ponerlos a pintar. Al cabo del tiempo apareció Jesús a recogerlos. Eran sus hijos y la funcionaria asombrada le preguntó Pero son tuyos? A lo que Jesús, con su sonrisa característica contestó Eso dice el libro de familia. Otro momento divertido fue cuando en la escuela se daban clases de inglés por la mañana a primera hora y Jesús iba algunos días. Esos días, a pesar de los esfuerzos de la profesora, no conseguía avanzar prácticamente nada en las enseñanzas de inglés. Jesús no paraba de hacer bromas y de reírse, y la clase se convertía en una sesión de risoterapia que al final venía bien a todos. Y ya en el periodo en el que fue director Jesús, que llegaba siempre muy pronto a la escuela, mientras esperaba fuera fumando un cigarrillo e iba llegando el personal, él señalaba con su reloj, fingiendo, fingiendo enfado, para indicar que qué horas son éstas de llegar. Y añadía Se lo voy a decir al director. Al margen de anécdotas y sentido del humor. Jesús cuando fue director estuvo pendiente de cuáles eran las necesidades del personal de la escuela, intentando que estuviésemos lo mejor posible, cada uno en su puesto de trabajo. Y también tuvo siempre palabras para interesarse por los problemas que pudiéramos tener, incluso coincidiendo con los suyos propios, pero siempre dando muestras de empatía con el sentimiento de formar parte de una misma comunidad. Inteligente, sagaz, alegre, buen negociante, un poco puñetero. Todos sabemos muy bien cómo era. Todos hemos conversado con él y hemos disfrutado de su trato cercano y alegre. Te arrancaba siempre una sonrisa en cualquier circunstancia. Los afortunados que nos cruzamos en el camino de Jesús sabemos lo especial que era una persona a la que recordaremos siempre con inmenso cariño y como parte inseparable del espíritu de esta escuela. Queremos finalizar con un poema de David Arkin cuyo título es Recuérdame que para nosotros representa muy bien el espíritu de Jesús. Puedes llorar porque se ha ido o puede sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva. O puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado. Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda. O puedes hacer lo que a él le gustaría. Sonríe. Ir. Abrir los ojos. Amar y seguir. Hasta siempre. Jesús tiene la palabra. Don María Rosa Sánchez, egresado de Grado y estudiante de máster de esta escuela. Buenas tardes. En primer lugar quería sumarme a todos los agradecimientos que habéis comentado a lo largo del día de hoy. Quería agradeceros vuestra presencia en un acto tan emotivo como el que tenemos ante nuestro compañero, amigo y director, el profesor Jesús Velasco, como tal. Para aquellos que no conozcáis. Mi nombre es María Luisa. Como bien han comentado, llegué a esta escuela como estudiante y aún permanezco en ella como estudiante de máster. Es para mí un orgullo decir que me siento muy orgulloso y muy orgulloso de estar aquí presente el día de hoy. Como estudiante, quería dedicar unas pequeñas palabras, ya que fui uno de los primeros y con suerte uno de los últimos que tuvo la oportunidad de poder disfrutar de las clases que impartió el profesor Jesús. Tengo la suerte de poder disfrutar de las clases con nuestro paso por la universidad, incluidas las asignaturas de grado y de máster, el cual ha sido para nosotros el recuerdo más reciente que tenemos de él. No obstante, Jesús no ha sido solo un gran profesor, sino que también ha sido un gran compañero y amigo fuera de las aulas, compañeros, chascarrillos de muchas historias y de muchas lecciones de vida. En nuestro recuerdo quedan aquellos descansos que ahora parecen tan cortos, pero que ahora se nos hacen eternos. Cómo no recordar aquel primer día en el que se nos fue presentado como director de la escuela? Con el respecto, la imagen que este imponía, pero que a lo largo de nuestro paso por la universidad descubríamos que no solo se escondía un director, sino que se escondía también un amigo capaz de conectar contigo tanto lo profesional como lo personal. Descubrimos que podíamos contar con él para lo que fuera necesario, que siempre tenía una anécdota dentro de su trabajo, ese momento personal que nos servía de guía para poder solventar nuestros problemas del día a día. Cualquier tipo de cuestión. Cómo no recordar en las primeras clases que tuvimos con él en Cálculo dos, donde descubrimos que a pesar de tener complejidades y problemas en cosas tan simples como pueden ser sumar y restar, y a pesar de alguna que otra tiza que voló por ahí, a día de hoy podemos decir y a lo largo de ello, que nos ha servido para siempre, no solo nos sirve en nuestro día a día, sino que también nos sirve a lo largo de nuestro paso en asignaturas posteriores, como puede ser Cartografía Matemática, donde las sumas y restas se llevan a planos que llevan a cosas más complejas y que al final podemos decir no sólo que la Tierra no es plana. De acuerdo, podemos decir que todo lo que hemos aprendido lo llevamos en nuestra mente y en nuestro corazón. No me quiero extender mucho más, sino únicamente recalcando y recordar no sólo el inicio, sino que también el final. Porque toda la historia tiene un inicio y tiene un final. Quiero recordar y agradecer no sólo a Jesús, sino también a Ana y a Juan, que fueron los profesores que nos impartieron a nosotros su última asignatura poner un broche de oro a esa gran, gran trayectoria, tanto académico como personal, en un conjunto de clases magistrales que a lo largo del día nos descifraba algunos de los secretos que él fue adquiriendo, comprometido con su escuela hasta el final. Nosotros como estudiantes no podíamos ser menos que gracias. Gracias por haber querido impartir una última vez esta asignatura que tanto disfrutaste y que tanto nos ha deleitado en nuestras en numerosas ocasiones. Tu desempeño y compromiso hasta último momento nos ha mostrado el cariño que tenías por tu trabajo y la pasión por la que dedicabas sin ser otra que la de compartir tu sabiduría con todos los estudiantes. Es por ello que no podemos estar más agradecidos por todo tu tiempo invertido en cada uno de nosotros y que te tenemos siempre en cuenta en nuestro futuro. Muchas gracias para siempre. Es un tiene la palabra Doña Elena Cross Alfonso, egresada de grado de la Escuela. Queridos compañeros, profesores de la escuela, amigos y familiares. Buenas tardes a todos. Lo primero, quiero agradecer la oportunidad de dedicar breves palabras a Jesús en su día de homenaje, pese a que los estudiantes somos pasajeros temporales en esta escuela. El tiempo que hemos compartido con Jesús fue más que suficiente para conectar con Él como profesor y como persona. Ya siendo egresados, recordamos con cariño los momentos compartidos con él durante nuestra trayectoria, su dedicación y pasión por la enseñanza. No solo nos dejaron conocimientos, sino también lecciones de vida que llevaremos con nosotros. Algunos lo conocíamos más que otros, pero todos los que estamos hoy aquí presentes en este acto de homenaje, estamos porque Jesús impactó en nuestras vidas de alguna manera. Lo que dice mucho del tipo de persona que era, era un profesor entregado a su materia que aspiraba a que aprendiéramos más allá de los PDFs y los libros, siempre tendiendo una ayuda extra a quienes lo necesitaban y con infinita para resolver hasta la última de las dudas, por muy absurdas que fueran. No creo que haya nadie que después de pasar por sus clases haya quedado totalmente indiferente. Recuerdo especialmente el esfuerzo de Jesús durante la pandemia en las clases telemáticas, con lo difícil que era explicar cartografía y matemáticas en una pizarra. Él escribía paso a paso las fórmulas en Excel que ocupaban hasta cinco líneas para acabar dando un error y teniendo que escribirlas de nuevo. Estos momentos, por suerte, y como bien me recordaron mis compañeros, quedaron grabados en vídeos de las clases como un recuerdo imborrable. Quiero destacar las ganas de enseñar y el empeño y el empeño que siempre demostró Jesús, que continuó dando clases pese a su situación personal hasta casi en último momento, con la misma fuerza y compromiso que tanto le caracterizaban. Es complicado decir adiós a una persona que hizo tanto por esta escuela. Cuesta aceptar que ya no volveremos a encontrarnos con Jesús por los pasillos o en la cafetería, disfrutando de esas breves conversaciones que siempre alegraban nuestro día. Lo recordaremos no solo como un buen profesor y director excepcional, sino también como un amigo querido por todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo. Su legado perdurará en esta escuela, en los estudiantes que enseñó los compañeros con los que trabajó y en cada rincón de este lugar al que dedicó una gran parte de su vida. Descansa en paz, querido Jesús Velasco. Siempre estarás en nuestras mentes y, nuestros corazones. A continuación os invitamos a los que queráis desde vuestros asientos, a dedicar unas breves palabras a Jesús. Buenas tardes Rector. Autoridades me llamo Margarita Chiclana, soy la responsable del nuevo proyecto a Campus For Cities que se está desarrollando en la Universidad Politécnica, el Campus Sur. Hemos tenido la oportunidad durante estos últimos tres años de trabajar todo el equipo que está aquí conmigo. Brezo, arquitecta jefe, Emilio Jiménez Aparicio y mucha más gente que no ha podido venir hoy a mostrar sus respetos a Jesús. Agradecer en público su atención, su dedicación y su apoyo a este proyecto que como colaborador en público privada no es fácil de sacar adelante. Por fin hemos conseguido aunar todos los permisos necesarios del Ayuntamiento y empezar con las obras. Queremos también manifestar que esta residencia que se va a hacer aquí, Estudiantes, junto con los otros edificios, será un homenaje al propio Jesús por el cariño que ponía, por cómo entendía el proyecto y por lo que él sabía que era un futuro para este campus. Sin más, agradecer. Muchas gracias. Buenas tardes. Para que no me conozcáis, soy Lorenzo García Asensio, el director general del Instituto Gráfico Nacional, rector. No puede faltar un agradecimiento de la institución a la que hoy aquí represento, porque todos lo sabéis. Pero en fin, cuántas personas no hay en el cuerpo de ingenieros, técnicos de Topografía o ingenieros cuerpos a los cuales ha enseñado sus conocimientos? Jesús. Cuántos? Una infinidad. Jesús, además, ha sido un colaborador con el campo gráfico en muchos proyectos y sobre todo cuando llegó el momento. También fue un promotor de la colaboración con eso, topográfico. Por lo cual no puede faltar, por supuesto, la presencia aquí de mis titución, para que quede, que quede bien plasmado el reconocimiento de la labor y el cariño que la muestra de Jesús al que tengo que añadir en mi personal, porque está en particular la parte de amigo. Ha sido, es. Ha sido mi colega y colega en el sentido literal de la palabra, porque su formación académica fue exactamente la misma que la mía sobre los matemáticos de matemáticas de la Complutense. Y fuimos, hicimos la específica de astronomía y geodesia aquella cuando existían este. Tipo de. Especialidades en su tiempo, que ya los perfiles han cambiado. Sólo quería decir esto que sobre todo dejar constancia de que el ingenio hoy está aquí. Muchas gracias. Porque no pasa nada. Me pongo a compartirlo. Buenas tardes a todos. Me enorgullece decir que al igual que de mis compañeros, hemos tenido el privilegio de recibir clases con él. Siempre recordaremos. Como se ha mencionado antes, su carisma y sus peculiares ocurrencias o su humor peculiar. Humor en el aula mencionando las tizas voladoras, dándonos dinero o sus menciones a clases de yudo, taekwondo. Lo que decía él. Sabemos que gracias a esto, gracias a Jesús, nos dejarán. Nos han dejado anécdotas para compartir en el futuro. También sabemos que esté donde esté, nos acompañará en nuestros caminos y recordando siempre las clases de matemáticas, que él siempre decía que no sabíamos matemáticas. Bueno, yo soy Belén, profesora de esta escuela y un poco fuera de guión. Me cuesta muchísimo decir algo, pero creo que Jesús se lo merecía. Quiero decir lo que le echamos de menos. Concretamente, yo llegando al parque muchos días me lo encontraba y todavía tengo la impresión de que me lo voy a encontrar y era garantía de subir al despacho ya con la sonrisa puesta. Pero debo confesar que cuando conocí a Jesús hace tiempo, ese carácter bromista suyo, pues me confundía, me parecía que era como un síntoma de falta de seriedad o de superficialidad, y nada más lejos de la realidad. Cuando uno conoce a Jesús ha visto el rigor, la dedicación, la entrega, el enorme trabajo, y uno se da cuenta de que no está reñido el humor con la con el compromiso y con la seriedad. Y quiero recordar, por último, el último día que le vi, que fue el 12 de enero de este año en la oposición de Galicia, la antigua plaza de contrata de doctor, que no sé cómo se llama ahora, la verdad. Y bueno, Jesús estaba de tribunal, estaba bastante malito. Ya hizo el esfuerzo de venir. Aún así intervino y recuerdo con emoción las palabras de apoyo que dedicó tanto a Alicia como a nuestro grupo de ingeniería sísmica. Y todavía hizo un esfuerzo de venir a la comida. Y fue una comida que recuerdo como entrañable, porque yo creo que en el espíritu de muchos estaba como que nos iba a dejar pronto. Hablaba ya casi con un hilo de voz, pero no se quejó en ningún momento. No dejó de contar sus chistes, concretamente este, que no sé si os sonará alguno de las patas del caballo, que yo sería incapaz de repetir. Hay que tomar apuntes para contar ese chiste y lo contó perfectamente y siempre sacándonos la sonrisa. Yo creo que como queriendo quitar un poco de dramatismo a lo que ya se veía como despedida. Y por todo quiero darle las gracias por todo lo que ha hecho por. Nosotros. Por la escuela y sobre todo también por la amistad. Bueno, yo soy Pirulín, pirulín o zambomba. De todos los que estamos aquí, salvo su familia, yo soy el que más tiempo he compartido con él. Más sufrimiento, más calamidades, más angustias, más roces, más roces. Y el roce hace el cariño y no tengo nada más que decir. Gracias. Sí. Buenas tardes, señor. Soy Salvador, primo. Soy director de la empresa Geo Toolbox. Mi pésame a la familia. Gracias a la escuela por todo esto. A mí Jesús me dio clase hace 30 años. Yo recuerdo con 20, 21 años, que el humor que tenía me imponía, porque para una persona 21 años humor era duro, pero era un tío súper dedicado. Yo recuerdo siempre que tenía que acudir con algún problema de geodesia, siempre acudía a Jesús y siempre atendía hasta que lo entendía. Entonces, dar las gracias a Jesús, dar las gracias a la escuela. Yo llevo 30 años, ya digo, la profesión está por la escuela y por Jesús, así que agradecimiento a todos. Gracias, gracias. Hola, buenas tardes. Yo soy Amador González y soy el director de la Escuela de Sistemas de Telecomunicación aquí en el Campus Sur y a mi me gustaría, ya que todos hemos destacado la labor docente de de Jesús, contar una labor docente que ejerció en una asignatura que no existe y que él se inventó, que es la de director de escuela. A muchos de los que estamos aquí, creo que a todos los del Campo Sur. Jesús nos enseñó mucho, nos enseñó a ser directores de escuela y tenemos muchísimo que agradecer. Creo que hablo en nombre de todos mis compañeros del campus sur y bueno, pues pido para él un recuerdo en esta asignatura que a lo mejor deberíamos implantar en la Universidad. Muchas gracias. Por Alex. Muchas gracias a todas las personas que han intervenido, pero parecía que había alguien más quiere intervenir? No hay nadie más. Muchas gracias a todas las personas que han intervenido. Voy a leer una carta totalmente personal que le he escrito a Jesús al final de la carta. La del homenaje justo al final de la carta. Un silencio absoluto guardando un minuto de silencio. Todos en pie. Querido Jesús, hoy estás aquí de alguna forma y todos llevamos In Memoriam en el corazón. Con el corazón se escribe esta carta en la seguridad de que en algún lugar hay un buzón con tu nombre del que vas a recogerlo. Querido amigo Jesús, estamos hoy aquí en un acto para dedicarte un homenaje. Te estamos oyendo decir No seas bolo, que no toca. Francamente, creo que sí toca. Por cierto, recuerdo cuando me enseñaste lo que significa esa palabra bolo en tus tierras de Toledo y alrededores que se utiliza cariñosamente. Me hablaste entonces de Bolonia, de la tan nombrada Bolonia en los últimos años Universidad de Bolonia, como uno de los orígenes de esa palabra dedicada a las personas que de esas tierras toledanas fueron allí a estudiar y al volver así les llamaban. Y me lo enseñaste porque bien sabías que tengo mucho cariño personal por determinadas tierras y gentes que fueron toledanas hasta hace relativamente poco tiempo y en las que se llama bolo a todo aquel a quien se quiere y se aprecia. En el recuerdo tenemos muchas cosas tuyas, muchas cosas de esa huella tan profunda que has dejado en todos nosotros. Y yo, uno de tantos. Tu sonrisa, tu buen hacer en tantas cosas nada fáciles pero que hacías que parecieran fáciles. Tu relación con otras personas, tu profesionalidad en la carrera universitaria, el cariño mutuo con los estudiantes, tu cariño por la escuela, tu cariño por este campus sur y por toda nuestra universidad son huella y modelo para nosotros. Nos conocíamos antes de que fueras director de esta estupenda escuela. Tu escuela. Nuestra Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topografía Geodesia y Cartografía. Y fue como director de la escuela que tuvimos la ocasión de conocernos más y de generar una amistad más allá del compañerismo. Trabajando conjuntamente es como se forjan las grandes amistades, como la que creamos entre tú y yo. Hiciste grandes cosas como director. Quizá en este momento podemos mencionar el crecimiento exponencial del número de estudiantes de nuevo ingreso en la escuela. Recuerdo los viajes que hemos compartido por Latinoamérica, donde veíamos todas las posibilidades para convertir en realidad ese deseo. Han sido muchas cosas compartidas. Fuiste el decano de entre los directores de escuelas y decano de facultad entre las. En las dos primeras y horribles semanas de la pandemia de la COBIT 19, allá por marzo del año 2020 y antes de desplegar todos los medios telemáticos con los que pudimos retomar la marcha de nuestra universidad. Yo llamaba por teléfono 1A1A todos los directores de escuela y decano de facultad. Nunca tuve ninguna duda de a quién llamar primero. Cada vez que hacía esa telefónica. A ti, querido Jesús. Tú eras el primero a quien llamaba en cada ronda telefónica por ser el decano de los demás. Sí, pero no sólo por eso. Hablar contigo me daba una visión general mucho más allá de lo que acontecía en la propia escuela. Era una voz experta la que me hablaba cuando conversaba contigo. Hablábamos sobre profesorado, sobre personal, sobre estudiantes. Sí, de la escuela. Pero lo que comentábamos iba siempre más profundo que la propia escuela. Y cada vez que en la pantalla del teléfono móvil veía tu nombre, cuando eras tú el que me llamabas, pensaba que algo ocurría, pero que como siempre, vendría con su solución, trascendiendo a la escuela y pensando en universidad. Y ello no solamente durante la pandemia, que también así fue en todo momento. Posteriormente te confié la labor de delegado del rector en el Campus Sur de la UPM. Aquí tampoco hubo nunca ningún problema sin solución que tú dabas. Además hablando, dialogando con todos, incluso haciendo entender que algo era necesario. A quienes pudieran sentirse menos felices con alguna de esas soluciones. Y quizá todo ello ha sido así siempre. Porque tú, querido Jesús, eres tú. Siempre has puesto en práctica tu maravilloso sentido del humor, incluso para lo más complicado. Siempre has sabido distender situaciones que se tornaban difíciles mediante un cambio de tono, un ponerte en el lugar de los demás, tu sentido del humor que nunca has perdido en ningún momento, ni siquiera cuando cualquier otra persona habría tenido muy complicado mantenerlo. Tú lo has mantenido y estoy seguro de que sigues teniendo ese sentido del humor con el que me estarás diciendo ahora mismo eso de lo que no toca hoy esto que me estáis haciendo. Te estoy oyendo, querido Jesús, perfectamente, pero permíteme hoy hacer como que no te oigo, aunque sabes que siempre te he escuchado. Querido Jesús, en esta profesión de profesor universitario se viaja mucho. Hemos viajado mucho juntos. Esta vez te has ido de viaje en solitario a algún lugar sin nombre en el billete. Algunos dicen por ello que seguramente es tu último viaje. Yo confío en que no lo sea. Y cuando entre viaje y viaje recojas esta carta del buzón y la leas, lo sabremos inmediatamente, porque te diremos decirnos aquello de no seáis polos. Querido Jesús, muchas gracias por toda una vida la tuya. Recibe un abrazo muy fuerte, querido Jesús, de tu amigo Guillermo. Ahora sí, un aplauso para Jesús! Entonces se va a proceder a continuación a la entrega de un libro de homenaje In Memoriam a la esposa del profesor Don Jesús Velasco Gómez. Doña Pilar Vidal. Cabo. Por favor. Por favor. Gracias a todos. Y tiene a continuación la palabra Don Jesús Velasco Vidal. Por favor. Con. Muy buenas a todos. Mi nombre es Jesús Velasco. Soy el hijo de Jesús Velasco, quien era el hijo también de Jesús Velasco. Lo primero todos. Muchas gracias por estar aquí. Muchas gracias por haber organizado este homenaje. Hoy es el homenaje a mi padre, Jesús Velasco y Jesús Velasco. Cada uno hemos vivido muchas experiencias. Porque Jesús Velasco ejercía muchos roles. Con vosotros ejercería el rol de compañero de trabajo, de amigo conmigo o con mi familia? Pues un rol más familiar conmigo, el rol de padre y por lo tanto las experiencias han sido diferentes. Una de las cosas que yo puedo contar sobre mi padre es el tema de la vocación. Yo no he visto a ninguna persona con tanto amor por lo que hacía. Le encantaba la universidad, el campus, la escuela, las matemáticas, la topografía, la geodesia, la enseñanza y toda esa vocación, o todo ese cariño y ese amor de alguna forma. Yo creo que intentó que yo lo adoptara y fue un fracaso. Pues fue horrible. Yo me acuerdo durante mis años escolares primero, segundo, tercero de BUP, COU no, yo mira a mi derecha y digo es que mi padre es profesor, es matemático, aparte de otras muchas cosas, topógrafo. Y entonces él cambiaba el rol y pasaba de ser el rol de padre a el rol de profesor, y nos sentábamos en la mesa y una de las cosas que me acuerdo es que él me decía las fórmulas matemáticas las tienes que razonar y a eso ya no me entraba en la cabeza. Digo, esto ya, ya lo habrá razonado otro. Yo creo que lo mejor es lo memorizo y cuando llega el problema, pues de alguna forma aplico. Lo que consideré es que si no razonas no vas a entender el problema. Y efectivamente, yo llegaba el examen, aparecía el problema, no entendía ni siquiera el enunciado y aplicaba la fórmula que me había memorizado. Entonces lo único que sumaba eran suspensos en matemáticas. Llegó un momento en el que tenía que elegir. Creo que ya no me acuerdo que tienes que elegir ya si ciencias o letras. Mi cuerpo me decía huye de las ciencias, huye de las matemáticas, no te gusta nada. Pero el problema es que en mi caso no me gustaba nada, no me gustaban. Y Ciencias y letras yo creo, cuando una persona está perdida, coge mixtas y y hace lo que puede. Entonces volví a tener esa relación con las matemáticas. Yo me acuerdo que yo le enseñaba a mi padre los apuntes y frases que él decía es siempre es mejor un mal libro que unos buenos apuntes. Mis apuntes eran malos de por si, por lo tanto esa frase tenía toda la coherencia del mundo y ya con esto llegué a selectividad y os podéis imaginar, aprobé, pero podéis imaginar cuál fue la peor nota que tuve en selectividad malísima y eso fue para mí un gran fracaso. Y otra frase que me dijo mi padre en ese momento decía Una persona lista siempre se recupera de de un fracaso. Un tonto nunca se recupera de un éxito. Decía No sé muy bien lo que me está llamando, pero intentaba siempre quedarme con lo mejor. Llegó el momento de que tenía que elegir la carrera. Yo dije el que insiste persiste, olvídate. Fuera ya estaba. Así que me fui 100% a letras y me decía Haz lo que quieras, elige la carrera que quieras. Pero lo que no se puede ser es tonto y vago. Entonces tienes que ser el mejor. Elijas lo que elijas, tienes que ser el mejor. Yo dije Bueno, considero no ser de los peores. Y esa fue mi desvinculación total con ese rol de mi padre como como profesor de matemáticas. Es cierto que ya no nos volvimos a sentar para intentar aprender algo que a mi no me entraba en la cabeza. Luego me enseñó otras muchas cosas que los idiomas, por ejemplo el mus. Mi padre era gran jugador de mus, pensabais que tenía mal perder, pero es cierto que eso nos unió más que varios años de aprender matemáticas. Terminó y esto ya sí que lo leo porque me cuesta este discurso. Me ha emocionado escucharos a todos. He estado prácticamente todo el tiempo llorando y digo no voy a poder salir. Así que esta parte ya, ya la leo. Mi padre no me enseñó lo que me quería enseñar, en ese caso, que era matemáticas, pero lo que sí que hizo fue algo tan difícil y grandioso como educar a sus hijos. Nos acompañó, nos apoyó y estuvo siempre cerca tanto de nosotros como de mi madre. Él intentaba predicar con el ejemplo y tenía unos valores que a día de hoy yo los tengo ya metidos en la piel, como es el de la honradez, como es el del esfuerzo. Las enseñanzas de mi padre trascienden las lecciones de matemáticas. Su legado no se puede medir en números, sino en el amor y la dedicación que tuvo con cada uno de nosotros. Muchísimas gracias. A continuación, y como cierre del acto, vamos a escuchar el tercer movimiento de la música nocturna de las calles de Madrid, de Luigi Boccherini, interpretada por el Cuarteto de la Universidad Politécnica de Madrid, acompañada por la proyección de una serie de fotografías del profesor Jesús Velasco Gómez. Por favor,