Buenos días a todos los presentes, ya sea online o en esta sala. Comenzamos ahora con la segunda ponencia de la jornada. En primer lugar, me gustaría darle las gracias también a María Luisa y Francisco por su invitación para moderar esta una de estas ponencias en la jornada. Y ahora sería el turno de la doctora Ana Franco Villanueva, que es neurocientífica, investigadora Marie Curie de la Universidad de Alcalá. Es licenciada en Biología por la Universidad de La Coruña. Doctora en Neurobiología Celular y Molecular por la Universidad Autónoma de Madrid y realizó un posdoctorado en Neurobiología y Fisiología Integrativa de Respuesta a Estrés psicosocial en la Universidad de Cincinnati. Actualmente dirige el proyecto Sin Socorros, encaminado a conectar el conocimiento derivado de la investigación básica en neurociencia del estrés con la investigación clínica para estudiar el impacto en la salud mental del entorno social. Hoy voy a realizar la ponencia Cuerpo mente y la adaptación a los cambios Vida universitaria, nuevas montañas que parecen demasiado altas. Pues nada más por mi parte cuando lo deseas. Muchísimas gracias por la presentación y un placer estar aquí. Es muy gratificante para mí poder intercambiar experiencias. Mi objetivo hoy es plantearos puedo datos de tu plantearos herramientas de autoconocimiento que nos ayuden a transitar por épocas en las que tenemos que afrontar cambios vitales y cuando se suceden cambios que realmente trastocan nuestra vida. Muchas veces el camino que tenemos por delante puede parecer que está lleno de montañas o obstáculos que parecen infranqueables. Mi intención es que con las reflexiones que aportemos estos días, otras que hayáis ido recogiendo a lo largo de vuestra vida y que continuéis recogiendo a lo largo de vuestro recorrido, posiblemente gracias a la toma de conciencia de muchos temas que se traten aquí, podáis ir viendo que los obstáculos casi siempre pueden ser salvables de un modo u otro, y que muchas veces el camino hasta se puede disfrutar, incluso pese, aunque no veamos muchas veces por donde buscar rutas alternativas. Y me gustaría empezar reflexionando sobre qué es el estrés, porque si hay algo altamente relacionado con con adaptación a los cambios son las respuestas a estrés por falta de tiempo. No podemos hacer ahora el diálogo que me gusta generar, pero os invito a que durante unos segundos penséis en qué es para vosotros el estrés, de forma que podamos contrastarlo más fácilmente con lo que voy a exponer a continuación. Así que os dejo unos segundos y con esa idea en la cabeza continuamos. Más o menos tenemos la imagen. Sí, desde la neurociencia de las respuestas a estrés, neurociencia y Fisiología integrativa. Está interrelacionada, como decía la doctora López Ibor, el cerebro no tiene sentido si no es en relación con el resto de nuestro cuerpo. Desde la neurociencia de la respuesta de estrés entendemos que no el estrés, sino las respuestas a este estrés, que es lo que estudiamos, son las respuestas a una amenaza de desafío real o percibido. Amenaza desafío a nuestro bienestar. Maravillosamente definido por la doctora López Ibor o a nuestra homeostasis. ¿Homeostasis? Posiblemente como ingenieros en muchos casos lo tengan en cuenta. El concepto La homeostasis hace referencia a la capacidad de los organismos para mantener condiciones internas estables frente a condiciones ambientales cambiantes cada vez más cambiantes. Y esta estabilidad interna frente a esa variabilidad externa la conseguimos a través de compensaciones funcionales que iremos viendo para ilustrar algunas de las situaciones que pueden dar lugar a estas respuestas de estrés y veamos ejemplos de cómo de diverso puede ser lo que desencadena esta respuesta en nuestro cuerpo y mente. Mencionar situaciones como tener hambre, sueño, sentirnos incómodos por la ropa, por la temperatura, por el mobiliario del entorno en el que estemos, por la luminosidad o el nivel de ruido. También sentir ira, decepción con alguna persona, con lo que hemos conseguido pese al esfuerzo que hemos realizado. Plazos límite. Afrontar una tarea difícil muchas veces por nuestro estado madurativo, por nuestro nivel formativo. Tener mala memoria, orientarnos mal en el espacio, tener demasiadas cosas que hacer. Tema que ha surgido también relacionado con la multitarea y factores que realmente me parecen necesarios ponen aquí de manifiesto, ya que están relacionados con lo que desde la psicología social se ha definido como necesidad psicológicas fundamentales. Todos los seres humanos, en tanto animales que somos animales sociales, necesitamos sentirnos conectados, pero también necesitamos ser autónomos para desarrollar nuestra identidad y percibir que tenemos valor como personas que somos y que tenemos un cierto nivel de competencia en aquello que queremos afrontar. Cuando la autonomía, la conexión y el valor están ausentes, también podemos poner en marcha respuestas a estrés, porque es una amenaza a nuestra integración en un entorno social, pero también al desarrollo de nuestra autonomía. ¿Por lo tanto, qué tiene en común todo esto que hemos visto y otros ejemplos que se os puedan ocurrir? Un estresor es cualquier cosa del mundo exterior o cambios extrasensoriales como niveles de azúcar en sangre, por ejemplo, que puede romper el equilibrio de procesos corporales frente a esos cambios externos. Como decíamos, desde la neurociencia se estudian las respuestas a estrés como las respuestas a una amenaza real o percibida a nuestro bienestar u homeostasis. Y esta respuesta se ha estudiado en modelos animales no humanos, ya que es una respuesta muy conservada evolutivamente y suceden cosas muy similares en nuestro cuerpo y a nivel mental. ¿Hasta donde se puede llegar a leer sin tener un lenguaje compartido con el resto de las especies? Se ve que se sabe que es una secuencia de procesos estructurada y muy bien definida. En esta gráfica podemos ver en horizontal el paso del tiempo desde que detectamos una amenaza y en vertical el nivel de rendimiento físico y mental. Como veremos qué ocurre en nuestro cuerpo, qué cambios fisiológicos ocurren, con qué intensidad o el nivel de estados mentales como el estado de alerta, por ejemplo. ¿Cómo de alerta estamos? Y como desconectados estamos de otras cosas que están sucediendo o de estados más reflexivos. En concreto, detectamos una amenaza y lo primero que ocurre es que se redistribuyen los procesos mentales hacia la alerta, hacia la atención. Nos ponemos en alerta observando qué ocurre en el entorno para reconstruir ese escenario desde el que pueden proceder diferentes amenazas. Y a continuación, de forma consciente o inconsciente, seleccionamos la manera de afrontar ese desafío. Si el estresor cesa, remite o lo hacemos frente, se inicia una fase de adaptación que nos permite progresivamente recuperarnos y retomar nuestra funcionalidad previa a esa detección de la amenaza. ¿Qué ocurre a nivel de comportamientos o procesos mentales que se pueden poner en marcha para afrontar ese estresor? Inicialmente, cuando estamos en estado de alerta, con una atención totalmente dirigida al entorno, se ponen en marcha reacciones automáticas, ya sean reacciones como lucha, ahogo o huida, de la que todos hemos oído hablar, pero también reacciones asociadas a estímulos, respuesta ante un estímulo dado o respondemos de forma aprendida si hemos vivido situaciones similares. Sin embargo, cuando llegamos a la fase de adaptación, determinados procesos que veremos ahora posibilitan que a nivel mental recuperemos capacidades lógicas reflexivas. La capacidad de establecer estrategias de aprender del contexto y con ello retomar nuestra vida como estábamos realizando antes de ese afrontamiento del estresor y de la percepción en estresor. ¿Qué sucede? De forma basal. A lo largo de toda esta secuencia. Que el cuerpo a raíz de esa identificación mental de una amenaza va a movilizar la liberación de energía metabólica. Energía que ya no se almacena sino que se moviliza para ayudar al cuerpo a hacer frente a la amenaza. Y si entramos en nuestro cuerpo y observamos que ocurre a nivel fisiológico para desencadenar esta secuencia de procesos, en primer lugar, se activa el sistema nervioso autónomo, que es parte del sistema nervioso compuesto de dos subsistemas el parasimpático, que nos posibilita, posibilita acciones relacionadas con la calma, la reflexión y el mantenimiento de nuestra vida y el sistema nervioso simpático que nos activa, nos lleva a la acción para que nuestra salud física y mental sea sostenible, es importante que ambos sistemas se activen y se desactiven dentro de un equilibrio dinámico. Pues bien, en primer lugar, porque estamos relajados, calmados, concentrados con una charla con un amigo o durmiendo, y lo que ocurre en estas situaciones, sobre todo si estamos despiertos, es que se activa el flujo de saliva, la motilidad gástrica intestinal para poder comer, el ritmo cardíaco está usado, el ritmo respiratorio está usado, pero si detectamos una amenaza, se activa el sistema nervioso simpático que promueve la agudización de los sentidos. Por ejemplo, se dilatan las pupilas para ayudarnos a recoger información del entorno y poder afrontar mejor el desafío. Se acelera el corazón, la frecuencia cardíaca, la presión sanguínea, la frecuencia respiratoria, por que lo que se pretende es movilizar oxígeno, nutrientes a músculos y cerebro para ayudarnos a responder ante ese desafío y en paralelo se inhiben todas aquellas funciones que no van a ser necesarias o importantes para ayudarnos a sobrevivir. Se inhiben procesos como la digestión, la ingesta parejamente el crecimiento. Por supuesto que el sueño, posiblemente la inmunidad. Incluso se puede llegar a inhibir procesos relacionados con la reproducción o la percepción del dolor y a continuación se activa el sistema nervioso central, tanto cerebro como médula espinal, que actúa como coordinador de respuesta que hace. En este caso, el cerebro integra la información que le envía al sistema nervioso autónomo, la información que le envían otros órganos del cuerpo, información que viene del exterior y también sensaciones o memorias relacionadas con experiencias similares que ya hemos vivido previamente y que una vez que se activan detecta una especie de carrera de relevos hormonal de forma que desde el hipotálamo se empiezan a liberar diferentes hormonas de forma secuencial hasta llegar a la glándula que tenemos encima de los riñones. La glándula suprarrenal en la que se libera cortisol. Este cortisol va a seguir movilizando energía y a permitir que se desencadene esa serie de procesos mentales que habíamos visto. Que pasemos de la alerta a la selección, a una estrategia de afrontamiento y de ésta a la recuperación de las capacidades reflexivas el cortisol. Aunque bajo mi punto de vista se suele mal divulgar que es la hormona del estrés, de la misma forma que la adrenalina o la adrenalina que están relacionadas con la actividad del sistema nervioso simpático. Realmente son las hormonas de la adaptación, el adrenalina y el cortisol no nos estresan por sí mismas, nos permiten reaccionar, hacer frente a un desafío y recuperar la calma y recuperar nuestra funcionalidad en el día a día. Es más, si los niveles de cortisol aumentase de forma moderada media hora, una hora antes de despertarnos, no podríamos activarnos para hacer frente a las actividades diarias o no podríamos concentrarnos para aprender, para estudiar, para trabajar o incluso para tener una charla con un amigo o para dar una charla ahora mismo. De forma que si integramos lo que acabamos de ver en esta secuencia de eventos, primero se activa el sistema nervioso autónomo, en parte promoviendo un incremento en actividad cardiovascular. Le toma el relevo la liberación de múltiples hormonas, terminando en cortisol y todo ello permite modular esa liberación de energía y redistribuir esas actividades mentales hasta que recuperamos finalmente las capacidades reflexivas. Este proceso, esta autorregula a través de un proceso de retroalimentación negativa que como ingenieros sea mejor que yo, actúa como un termostato, de forma que cuando el cortisol, la concentración de cortisol aumenta en sangre durante cierto tiempo media hora aproximadamente, actúa como una propia señal en la zona del cerebro que había iniciado esa cascada hormonal y le dice que es suficiente, que ya se ha desencadenado la respuesta y puede terminar. No es necesario mantenerla durante más tiempo. De esta forma cesaría la respuesta adaptativa, la respuesta funcional al estresor. Por lo tanto, la respuesta estrés está compuesta por una serie de adaptaciones fisiológicas inmediatas para seguir con vida ante la amenaza puntual y lo que supone es un intento del cuerpo por recuperar ese equilibrio perdido, esa homeostasis perdida ante la amenaza o el desafío. Como ejemplos de procesos mentales, acciones, respuesta, reacciones y procesos psicológicos que pueden ayudarnos a identificar que estamos estresados. Me gustaría poner algunos ejemplos de este texto publicado por la Sociedad Británica de Psicología, en la que podemos ver diferentes ejemplos de respuesta ante la amenaza. Por ejemplo, en la fase inicial de alerta podemos detectar que estamos en modo lucha, huida, evitación, paralizados o bloqueados. Y esto puede ocurrir tanto con respecto a situaciones. Podemos confrontar una situación o evitarla, pero también podemos confrontar, evitar sentir una emoción, especialmente si es una emoción desagradable o una emoción agradable que a lo mejor que no nos permite ser muy productivos porque nos haga soñar despiertos o pensar en qué hacer el fin de semana. Pero también podemos encontrarnos debido a ese estado de alerta en situaciones de hipervigilancia y de insomnio, así como tener problemas de concentración, de atención o de amnesia, ya que toda nuestra atención está dirigida a detectar esas amenazas con cómo responder a ellas cuando entramos en esta fase de afrontamiento de la respuesta estrés que no siempre es consciente, podemos llegar a escuchar frases que nos decían en el pasado aislarnos o atraernos como forma de defendernos o negar las consecuencias de lo que está ocurriendo, o idealizar que lo que va a ocurrir no va a ser tan malo y de hecho todo se va a solucionar de algún modo, de forma ideal. Poner en marcha conductas de control, por ejemplo, el esfuerzo, el perfeccionismo, intentar controlar a otras personas, buscar la aceptación en los demás, rumiar, darle vueltas sin desatascar el pensamiento o anticipar qué es lo que va a ocurrir. Pero también podríamos incurrir en esta fase de selección de afrontamiento de la amenaza en conductas de auto abandono, alteraciones de la conducta alimentaria o sustancias de abuso. Y si esta fase de recuperación tan importante para recuperar los procesos habituales en nuestra vida, no llega a ocurrir, podríamos acabar desarrollando estados de aletargamiento, indiferencia bajo estado de ánimo o incluso desesperanza. Por lo tanto, como hemos visto, esta respuesta a estrés es adaptativa, es funcional, nos permite realizar nuestra vida sin mayores problemas, siempre y cuando se produzcan respuesta a una amenaza, a un estresor breve, puntual, agudo, acotado en el tiempo, de forma que nos permita adaptarnos y recuperarnos. Sin embargo, nuestra especie está. Los humanos estamos expuestos a estresores crónicos, estresores muy prolongados en el tiempo y nuestra fisiología no ha evolucionado para hacer frente a estresores tan duraderos. Por lo tanto, cuando esto ocurre nos podemos quedar bloqueados en la fase de atención alerta y la fase de selección de afrontamiento de respuestas y no entrar en fase de adaptación y recuperación. Cuando esto ocurre, la energía metabólica se libera de forma sostenida durante mucho tiempo y no permite mantener y regenerar tejidos que han estado expuestos a una alta demanda fisiológica. No nos recuperamos fisiológicamente y esto puede llegar a suponer un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades relacionadas con el estrés, como trastornos metabólicos como la diabetes, trastornos cardiovasculares, cerebrovasculares o trastornos mentales o inflamatorios, entre otros. ¿Qué sucede? Que si estemos en fase de alerta de forma sostenida porque esa amenaza no se resuelve, podemos llegar incluso a incurrir en respuestas defensivas que no son funcionales. Por todo ello, como por poner un par de ejemplos antagónicos, por ejemplo, se sabe que en personas con depresión los niveles de cortisol son tan altos en sangre que no tienen reservas energéticas metabólicas. De ahí que el cansancio que refieren las personas con depresión no es una percepción subjetiva, es una realidad fisiológica. Su cuerpo se ha estado preparando tanto tiempo para responder que se ha quedado sin energía y en situaciones como fibromialgia, dolor crónico o incluso trastorno por estrés postraumático, pasa lo contrario. El cuerpo intenta compensar esa situación desregulado limitando los niveles de cortisol que se liberan en sangre. Si tenemos niveles insuficientes de cortisol, no podemos activarnos, no podemos digerir esa fase de alerta y retomar la fase de adaptación. Por lo tanto, creo que ayuda a entender porque puede suponer un factor de riesgo y dentro de los estresores crónicos podemos encontrar situaciones ambientales como una pandemia, como una situación de vulnerabilidad económica, como pasar, estar mucho tiempo desempleado, tener una enfermedad grave. Pero también podemos generar nosotros mismos nuestras percepciones de amenazas incontrolables a través de fenómenos de anticipación. Es decir, asumimos que va a ocurrir algo catastrófico en base a nuestras creencias negativas, no necesariamente basadas en hechos. Algunos ejemplos que pueden ilustrar estas creencias negativas en la universidad o en situaciones laborales, académicas o personales. Asumir que el fallo es inasumible, no permitirnos fallar. Asumir que nuestro valor propio viene dado por nuestro éxito profesional o asumir creer que las consecuencias de nuestros actos son irreversibles y que como fallemos no vamos a poder hacer nada para salir de ese error. Incluso asumir que las notas altas o publicar muchos papers o muchos libros nos van a asegurar el éxito a nivel laboral. Nada más lejos de la realidad. La semana pasada estuve en un congreso en el que comentaban que el principal predictor de éxito profesional y personal no es el salario, no es el status económico, no es el puesto profesional, sino el nivel de bienestar emocional. Por lo tanto, de qué forma las creencias como asunciones sobre el mundo. Es decir, en un examen me puse nerviosa, no dormí bien y saqué una nota terrible. No voy a ser capaz de superar eso porque estoy neuro degenerando. Me he vuelto tonta y no voy a ser capaz de aprobar un examen nunca más. O voy a casa de mis suegros y ya sé que me van a machacar con esto y con lo otro, o como no trabaje 14 horas diarias me van a despedir. No voy a estar altura de las expectativas y me voy a quedar expuesta a una situación incierta a nivel profesional y laboral. Pues bien, se ha visto que las creencias positivas prolongan la esperanza de vida hasta siete años sin embargo, las creencias o estereotipos negativos pueden empeorar nuestra salud física y emocional. Sobre todo, hay datos que muestran el impacto negativo en salud cardiovascular y en procesos inflamatorios para reflejar de que forma una creencia negativa o una anticipación de algo catastrófico se puede reflejar en cambios en nuestro cuerpo. Quería presentaros este experimento en el que se les pidió a varios voluntarios que saltar en paracaídas varias veces. En horizontal podéis ver las horas del día y en vertical la concentración de cortisol en saliva. Creo que cada salto en paracaídas está identificado por la línea vertical discontinua y por el simbolito en rojo. Y se puede ver que en el primer salto en paracaídas, que es el pico de la izquierda, hora y pico antes del salto, las personas empezaban a liberar cortisol en saliva porque ya estaban anticipando que iban a tener que saltar y tardaran una hora y pico después El salto en volver a unos niveles de cortisol similares a los previos a la anticipación del salto. Sin embargo, al tercer salto no se creaban cortisol con anticipación. Se acotaba mucho la liberación de la hormona en el momento del salto para llegar al cuerpo de responder. Y no solo eso, sino que la concentración de cortisol era prácticamente 1/3 de la que se había detectado en el primer salto. Esto en fisiología es lo que se conoce como habituación. La intensidad de la respuesta se ha ido atenuando una vez que el organismo ha percibido que esa amenaza es controlable y no va a suponer un desafío irreversible para su vida. Entonces, pensando en cambios en nuestra vida, ya sea que nos mudamos a una nueva ciudad para empezar un grado, para cambiar de trabajo o cambiamos de trabajo en la misma ciudad, somos padres, lo que bajo mi punto de vista es un estrés crónico. ¿De qué forma? ¿Todo esto se puede entender desde la perspectiva de lo que hemos comentado hasta ahora? ¿Qué amenazas podemos percibir en estos cambios en nuestras rutinas? Pues déficits en nuestro descanso, alimentación, comodidad, ejercicio o conexiones sociales de referencia pueden percibirse de forma consciente o inconsciente como una amenaza. De hecho, con respecto a las conexiones sociales, se publicaron varios trabajos en los que se seguía la respuesta cardiovascular de varios estudiantes después de mudarse a la ciudad en la que iban a empezar su grado universitario. Y se veía que aquellos estudiantes que a los tres meses de haberse mudado tenían una red social que consideraban de calidad, con la que se sentían cómodos y apoyados, tenían una respuesta cardiovascular, frecuencia cardíaca, presión arterial media similar a la que mostraban antes de su cambio de vida. Sin embargo, aquellos estudiantes que referían que sentían que no pertenecían a una red de apoyo, mostraban una frecuencia cardíaca y presión arterial muy elevadas tres meses después con respecto a la que mostraban antes de su cambio de vida. ¿Y qué puede potenciar que puede hacer que estas amenazas que percibimos parezcan incluso más graves o más críticas o desafiantes de lo que son? Percibir que no tenemos tiempo, que no tenemos control sobre lo que está ocurriendo, que no tenemos competencia. Éramos capaces de hacer cosas en nuestra etapa previa y de repente no sabemos como afrontar lo que está sucediendo o sentirnos desconectados socialmente y perder referencias. Podemos hablar de prevención si os interesa y de qué manera Estos hábitos que siempre salen a nivel de salud física y mental pueden ayudarnos a proteger nuestra respuesta. Estrés. Podemos comentarlo en el turno de preguntas y de qué manera las diferentes especies de experiencias vitales que hemos ido viviendo y seguimos viviendo se pueden traducir en cambios temporales o permanentes en nuestro cuerpo, nuestros estados subjetivos o nuestro comportamiento. Pues las experiencias vitales, las experiencias vitales, modifican los niveles de actividad de diferentes neuronas de un modo u otro, dependiendo de la función de estas neuronas a través de lo que posiblemente hayáis oído hablar como plasticidad neuronal. ¿Qué sucede? Que ante una experiencia o incluso un pensamiento, el árbol de crítico, que es la estructura llena de ramitas que posiblemente os suene y que es lo único que está representado en estos dibujos, faltaría el árbol que estaría por debajo, pues el árbol de crítico, que es por donde entra la información de la neurona previa a la neurona que está hablando o comunicándose con ésta que estamos viendo. Ese árbol tan crítico puede reestructurarse, puede elongar y lanzar más ramitas o retraerse y perder ramitas. Y esto pasa de un modo u otro, dependiendo de la zona del cerebro que estemos viendo. Por ejemplo, se ha estudiado sobre todo estos procesos en las áreas que muestro aquí y en otra que os voy a mencionar. Corteza prefrontal zona relacionada del cerebro relacionada con regulación emocional, con estrategias a futuro, con toma de decisiones, con extinción de asociaciones que vincula previamente amenazas o el hipocampo relacionado con la consecuencias y acciones estructuradas en el tiempo con orientación en el espacio. Memorias contextuales. Las neuronas de estas zonas del cerebro ante un estresor. Sobre todo cuando hay niveles de cortisol sostenidos en sangre elevados durante mucho tiempo. Se retraen, se vuelven más cortitos estas ramas y más sencillas, y eso hace que estas neuronas se desconecten entre sí o se conecten de forma menos eficaz y por lo tanto responden de forma atenuada cuando las neuronas previas les dicen activados, les cuesta más activarse. Sin embargo, las neuronas de la amígdala, que es una zona del cerebro muy relacionada con la detección de amenazas, responden de forma opuesta, lanzan ramas más largas, se conecta más entre sí y responden de forma mucho más sensible, de forma que entran a una amenaza con un estímulo más atenuado. Van a responder de forma muy eficiente. Algo parecido se ha visto en las neuronas del hipotálamo, que es la zona del cerebro que desencadena esa cascada de hormonas que determinan la liberación de cortisol. Pues esta zona del cerebro, que es como el disparador de la respuesta hormonal estrés, se vuelve más activas también. De modo que podemos ver cómo, dependiendo de la función del cerebro, estas exigencias vitales van a hacer que las neuronas nos ayuden a responder o limiten nuestra respuesta. Si el estresor es agudo, este proceso puede ser reversible y las neuronas llegan a retoman su capacidad de su patrón de conexión previo al origen, a la detección de la amenaza. Sin embargo, si el estresores crónico esas neuronas pueden llegar a modificar su patrón de conexión de forma permanente y con ello nuestro comportamiento, nuestra fisiología, nuestros estados subjetivos, nuestra forma de pensar, podría llegar a cambiar de forma permanente, a no ser que recurramos a intervenciones terapéuticas que nos ayuden a solucionar esto que nos puede ayudar con esto la edad. Estudiantes universitarios estáis de enhorabuena hasta los 20 y muchos años. La corteza prefrontal es muy plástica, así que estáis en unas condiciones ideales para poder hacer frente y reestructurar vuestras habilidades de respuesta reflexiva y de planificación, de estrategias y regulación emocional, pero también una dieta equilibrada, una buena higiene de sueño y demás a cualquier edad nos puede ayudar a recuperar un poquito estas habilidades de adaptación celular. Para terminar, brevemente hemos hablado del impacto negativo. ¿Cómo se puede prevenir? Autor que recomiendo encarecidamente Robert Polk, menciona en una enciclopedia entre comillas maravillosa sobre estrés. ¿Qué podemos hacer cuando detectamos una amenaza? Podemos hacer frente a la amenaza intentando controlar lo que sucede y preverlo. Tenemos un examen y nos está costando la asignatura. Podemos complementar con otros libros, libros, charlar con otros compañeros que a los que le resulte más sencillo ir a clases a otro profesor. Esto nos permitiría afrontar esa amenaza, prepararnos más y de forma más completa. Sin embargo, esto nos ayuda y es adaptativo si el estresor es leve o moderado, pero si estamos intentando afrontar un desafío incontrolable, ya sea una pandemia, una situación de vulnerabilidad económica, una enfermedad grave, intentar controlar como forma de hacer frente al estresor es un factor de riesgo. Por ejemplo, a nivel cardiovascular. Por lo tanto. Ya que no siempre controlar es una buena forma de afrontar las amenazas. Es importante que aceptemos la incertidumbre y aprendamos a buscar recursos en mitad del miedo y de la incertidumbre. Son nosotros quienes nos permiten descubrir otras maneras de vivir. Todos tenemos miedo, todos sentimos incertidumbre. La vida es un problema, pero un problema común. Y como dicen González, psiquiatra y maravillosa divulgadora. Es importante dudar, alejarnos de la convicción. Permitámonos dudar sobre todo aquello que tengamos seguro. Mantengamos nuestras ideas siempre en revisión. Estemos dispuestos a que evolucione. Si nos vemos distintos con el paso del tiempo, es buena señal. Significa que hemos escuchado, pensado y avanzado. Desde ahí nace una sensación de seguridad que poco a poco podremos llevárnosla a donde sea. Cuando vivamos imprevistos en la vida, esa sensación de seguridad va a seguir ahí y nos va a proteger del miedo, nos va a dar flexibilidad y capacidad de adaptación. También podemos prevenir el impacto negativo del estrés crónico, escogiendo qué estrategia de afrontamiento utilizar. Hay tres principales ni mejores ni peores. Depende del momento, nos pueden ayudar más o menos resolución de problemas. ¿Tengo este problema que factores hay? ¿Como se interrelacionan? ¿Que necesito desarrollo un plan que no funciona? Lo actualizo y pruebo con otro. Validación del dolor emocional y recurrir al apoyo social. ¿Por qué es importante la validación del dolor emocional? Emoción etimológicamente significa movernos de identificar y escuchar nuestras emociones. Nos ayuda accionar, ya sea para salir de una situación que nos está perjudicando o para compartir. Movilizar emociones positiva que nos permitan mantener nuestra vida funcional. No podemos regular una emoción que no sentimos, por ello es importante hacerlas explícitas, identificarlas, entender que necesitan y aprender a regularlas. Y a nivel de dolor emocional. Brevemente decir que el dolor físico. Creo que estamos de acuerdo en que está muy aceptado socialmente. Si sentimos dolor, pues nos lo buscamos un tratamiento. El dolor es una señal que nos está activando una sensación desagradable, sensorial y emocional que activan mecanismos de defensa para ayudarnos a evitar un estímulo que está haciendo o puede llegar a ser daño a nuestros tejidos si es dolor físico y con ello evitando el estímulo, minimizar el daño prolongado. En el caso del dolor emocional ocurre lo mismo a otros niveles. Se ha visto que el dolor físico y el emocional están mediados por las mismas zonas del cerebro corteza, cíngulo anterior, ínsula si queréis. Luego lo comentamos con calma, de forma que lo que intensifica o atenúa el dolor social intensifica o atenúa de forma similar el dolor físico de forma bidireccional. Por ello, simplemente plantear que es importante validar el dolor social, dolor que podemos sentir cuando nos sentimos excluidos, rechazados, humillados, podéis completar, maltratados. Por lo tanto, el dolor se puede percibir como un puente hacia la conexión con uno mismo y con los demás, pero también como un puente hacia la agresividad. Si no sabemos canalizarlo y esos mecanismos de defensa no nos ayudan a regularlos. Terminar diciendo que el apoyo social es muy importante solo si es adecuado, porque si estamos expuestos a un cambio repentino en nuestra red social, no podemos predecir el comportamiento de los demás, y esa incapacidad de predecir nos va a generar malestar si estamos implicados en una jerarquía social muy estratificada, podemos perder conexión, autonomía, nivel de competencia, conflictos interpersonales, por supuesto que sostenidos en el tiempo no nos ayudarían. Y movernos en grupos sociales muy homogéneos limitarían nuestra flexibilidad, nuestra selección de estrategias diversas. Por lo tanto, es importante recordar que todo lo humano es mencionado y si es mencionado, es manejable, así como que los daños que genera que se generan en las relaciones se pueden reparar en las propias relaciones, quizás con otras personas, pero se pueden reparar. Por lo tanto, cierro recordando que ya que hemos hablado de equilibrio y de recuperar el equilibrio frente a los cambios, mencionar que al fin y al cabo el funambulismo acaba por convertirse en la única forma de estar en el mundo hablando. Incertidumbre también es absurdo, sin plantearse si es bueno o malo. Es por ello. Acordémonos cuando nos sintamos expuestos a mucha presión, a veces desesperados, con un exceso de responsabilidades, compensar ese desequilibrio con un aprendizaje lúdico gratificante, mantener nuestro asombro, nuestra curiosidad, nuestro sentido de pertenencia y nuestra calma. Muchas gracias por vuestra atención y que la energía, adaptación, duda y descanso os acompañe. Muchísimas gracias a la doctora Franco por su interesante presentación sobre el estrés y nuestra respuesta ante él. Tenemos tiempo para un par de preguntas o quizá una paso a a los as, a los asistentes. Después podemos en el café también, si queréis. Ahora hay un periodo de descanso en el café. También se puede comentar. Bueno, yo tengo algunas y si por allí se anima una persona. Yo creo que el estrés siempre. Sería mejor. Lo cual está claro que antes del estrés de haber pasado por el estrés. Se puede facilitar. Sí, Por ejemplo, en situaciones controlables. Trabajamos con situaciones que nos ayuden a activar la toma de decisiones y la regulación emocional ante desafíos que sí podemos controlar. Si hacemos eso, estamos entrenando por ejemplo, nuestra corteza prefrontal, de forma que cuando encontremos un estresor desafío incontrolable, percibamos que la amenaza no es tal. Entonces no evitaría pasar por los procesos, pero si a tono haría la respuesta, entonces aprender a controlar y a predecir aquello que esté en nuestra mano con procesos de regulación emocional, de reflexión para estar más preparados, equipados de cara a lo incontrolable. Gracias. Claro, lo que. No siento. No ha quedado tiempo para más. Muchísimas gracias a la doctora Franco por su intervención. Siento haber que no quería dejar sin la parte de prevención porque me parece que da herramientas, pero no quería tampoco perder la oportunidad de la reflexión. No te preocupes. Es muy interesante y. También me gustaría hacer un pequeño chequeo después de la universidad. Encima gracias a.